El aislamiento exterior es fundamental a la hora de obtener un buen comportamiento energético del edificio.
El aislamiento se debe considerar en las siguientes partes de un edificio:
Cubierta: es generalmente el elemento de mayor ganancia térmica por radiación solar.
Fachadas: hay que considerar la opción de disponer de alguna solución constructiva que permita crear una cámara de aire entre el material exterior de acabado y el cerramiento interior. De esta manera, la pérdida de calor durante los meses de invierno se puede reducir hasta la sexta parte.
También es importante considerar otros elementos como: ventanas y acristalamientos, marcos y molduras de puertas y ventanas, cajetines de persianas enrollables sin aislar, tuberías y conductos, chimeneas, puentes térmicos en general, etc.
Pequeñas mejoras en el aislamiento pueden conllevar ahorros energéticos y económicos de hasta un 30% en calefacción y aire acondicionado.